Los sondeos de opinión son elementos centrales de la política mediática de la actualidad. Ello se debe a que los dirigentes actúan y producen sus discursos para ser propagados por los medios, y luego estudian las repercusiones de los mismos en las opiniones de los ciudadanos por medio de dichos sondeos. La función de estas encuestas, entonces, es suministrar información sobre la aceptación de las gestiones o estrategias de los políticos.
No obstante, durante las campañas electorales, los sondeos se han transformado en una especie de elecciones anticipadas. Los distintos candidatos demandan conocer la “intención de voto” para mejorar sus tácticas, y por lo tanto contratan a consultoras para que lo investiguen. Éstas lo realizan mediante “muestras probalísticas”, que representan a la totalidad de la población, con un margen de error del 3%.
Por la teórica fiabilidad, estos datos comenzaron a utilizarse como instrumentos de propaganda de los partidos. Se los incluye dentro de la estrategia de marketing con el objetivo de generar un “clima ganador” para que los indecisos se adhieran y para que los opositores se resignen. Sin embargo, al momento del conteo de votos los guarismos no coinciden. ¿Qué pasó?.
Lo ocurrido en las elecciones de Córdoba es un ejemplo de lo anterior. Durante la campaña, principalmente en el cierre, Schiaretti sostuvo que “todas las encuestas” lo daban 15 puntos arriba de su inmediato perseguidor, Juez. Pero luego de la elección, las bocas de urnas –también muestras probabilísticas- exponían un “empate técnico” entre ambos candidatos.
Lo del radicalismo fue parecido, afirmaban que tanto Negri como Mestre estaban en “empate técnico” con Juez y Giacomino respectivamente, para que luego se conociera que éstos últimos ganaban por 18 y 20 puntos.
¿Qué les ocurrió a los miles de cordobeses que en las últimas 48 horas cambiaron su voto como quien hace zapping en el televisor?. ¿Cambiaron su voto?.
Es más probable que los números difundidos en la campaña no hayan sido ciertos, por lo que la manipulación, sea de los candidatos o de las consultoras, no debe ocurrir más. Los primeros porque representan nuestras voluntades, por lo tanto les corresponde sinceridad; los segundos debido a que somos el recurso principal de su negocio, y en consecuencia, la mínima contraprestación que deben es un estado de intención de voto “verdadero”.
No es la primera vez que ocurre esto en Argentina. El antecedente inmediato fue en Misiones, donde los sondeos vaticinaban vencedor a Rovira por más de cinco puntos. Luego de la elección, su contrincante, Piña, se impuso por alrededor de 10 puntos, impidiendo la reelección indefinida de aquel.
La democracia exige participar en libertad a los ciudadanos y gobernar de acuerdo a la realidad a los dirigentes. Sin embargo, estamos asistiendo a una distorsión de lo real por números manipulados, sean del INDEC en la economía o de las consultoras en la política. “La mentira tiene patas cortas”.
No obstante, durante las campañas electorales, los sondeos se han transformado en una especie de elecciones anticipadas. Los distintos candidatos demandan conocer la “intención de voto” para mejorar sus tácticas, y por lo tanto contratan a consultoras para que lo investiguen. Éstas lo realizan mediante “muestras probalísticas”, que representan a la totalidad de la población, con un margen de error del 3%.
Por la teórica fiabilidad, estos datos comenzaron a utilizarse como instrumentos de propaganda de los partidos. Se los incluye dentro de la estrategia de marketing con el objetivo de generar un “clima ganador” para que los indecisos se adhieran y para que los opositores se resignen. Sin embargo, al momento del conteo de votos los guarismos no coinciden. ¿Qué pasó?.
Lo ocurrido en las elecciones de Córdoba es un ejemplo de lo anterior. Durante la campaña, principalmente en el cierre, Schiaretti sostuvo que “todas las encuestas” lo daban 15 puntos arriba de su inmediato perseguidor, Juez. Pero luego de la elección, las bocas de urnas –también muestras probabilísticas- exponían un “empate técnico” entre ambos candidatos.
Lo del radicalismo fue parecido, afirmaban que tanto Negri como Mestre estaban en “empate técnico” con Juez y Giacomino respectivamente, para que luego se conociera que éstos últimos ganaban por 18 y 20 puntos.
¿Qué les ocurrió a los miles de cordobeses que en las últimas 48 horas cambiaron su voto como quien hace zapping en el televisor?. ¿Cambiaron su voto?.
Es más probable que los números difundidos en la campaña no hayan sido ciertos, por lo que la manipulación, sea de los candidatos o de las consultoras, no debe ocurrir más. Los primeros porque representan nuestras voluntades, por lo tanto les corresponde sinceridad; los segundos debido a que somos el recurso principal de su negocio, y en consecuencia, la mínima contraprestación que deben es un estado de intención de voto “verdadero”.
No es la primera vez que ocurre esto en Argentina. El antecedente inmediato fue en Misiones, donde los sondeos vaticinaban vencedor a Rovira por más de cinco puntos. Luego de la elección, su contrincante, Piña, se impuso por alrededor de 10 puntos, impidiendo la reelección indefinida de aquel.
La democracia exige participar en libertad a los ciudadanos y gobernar de acuerdo a la realidad a los dirigentes. Sin embargo, estamos asistiendo a una distorsión de lo real por números manipulados, sean del INDEC en la economía o de las consultoras en la política. “La mentira tiene patas cortas”.
1 comentario:
Creo que los encuestadores deberán poner las barbas en remojo, y hacer una autoevaluación, porque los desaciertos en sus estudios han sido vergonzosos. Si bien es cierto que ninguna de las encuetadoras hace sondeos gratuitos, ya que son pagos generlamente por los partidos en competencia, esto no justifica tamaña inexactitud en las proyecciones. Pongamos el ejemplo de la encuestadora OPSM de Enrique Zuleta Puceiro. Hace menos de un mes, difundió un trabajo en el que aseguraba que Ramón Mestre hijo alcanzaba casi un empate técnico con Daniel Giacomino, lo cual animó a los radicales a agredcer a los cordobeses por haberse animado "al cambio". Los números del domingo, indicaron que la encuesta de OPSM le erró muy feo: el viceintendente aventajó por más de 22 puntos al candidato radical.
A la luz de los resultados, o mejoran sus técnicas para el relevamiento de tendencias de intensión de voto, o se dedican a otra actividad. Por dos motivos: primero que crean falsas espectativas entre el electorado y, en vez de ser un instrumento que ayude a la desición del voto, se convierte en elementos tendenciosos pseudo propagandísiticos. Y por último, porque no creo que sea buen negocio errar tan feo (a menos que les guste perder plata...). Saludos...
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