El gobierno de Córdoba tuvo una jornada cultural agitada ayer. Con expectativa esperaba que a las 19 horas comenzaran los festejos por la apertura del Museo Superior de Bellas Artes Palacio Ferreyra, un símbolo importante de la gestión De la Sota en materia cultural.
Pero el imprevisto para los funcionarios fue tener que dar explicaciones sobre la venta de dos salas de ensayos del Teatro San Martín a manos del grupo Irsa, en una operación inmobiliaria que incluyó también el traspaso del Patio Olmos al mencionado privado.
Tal fue la sorpresa que en las declaraciones se evidenciaron las contradicciones. Por la mañana, el Secretario de Información Pública, Marcelo Falo sostuvo que las salas no se vendieron porque no pertenecían a la Provincia, sino al Patio Olmos –que si pertenecía al Estado cordobés y lo vendió-.
Previo a la inauguración del museo, Pablo Canedo, Presidente de Agencia Córdoba Cultura, afirmó: "Las salas siguen estando en Cultura y van a seguir estando", sin precisar si en condición de propiedad o prestadas por el Shopping.
Minutos más tarde, en una comunicación con Radio Cadena 3, Falo no admitió la venta, pero dijo que “la duda es razonable” por lo que “el gobernador ha tomado la decisión de encarar la expropiación para que ese predio quede ya de propiedad del Teatro San Martín para siempre”.
Más allá de las contradicciones del discurso, quedó la sensación de un contrasentido en la política cultural de la actual gestión. La remodelación del Ferreyra –un ícono de la arquitectura y aristocracia cordobesa- representa la imagen de un gobierno que expone la cultura por medio de importantes obras públicas, cuyos antecedentes son la Ciudad de las Artes, el Teatro Real, y el Paseo del Buen Pastor.
Y considerando los beneficios que dichos emprendimientos produjeron (exposición del arte visual local, formación artística, recuperación cultural de un patrimonio cordobés, jerarquía y democratización del arte, respectivamente), es cierto también que las repercusiones de la venta de dos salas, que no se ven, pero que se utilizan para el ensayo del Ballet Oficial y la Orquesta, y Banda sinfónicas, hicieron dar marcha atrás al gobierno y no considerar a la cultura desde su publicidad solamente.
Pero el imprevisto para los funcionarios fue tener que dar explicaciones sobre la venta de dos salas de ensayos del Teatro San Martín a manos del grupo Irsa, en una operación inmobiliaria que incluyó también el traspaso del Patio Olmos al mencionado privado.
Tal fue la sorpresa que en las declaraciones se evidenciaron las contradicciones. Por la mañana, el Secretario de Información Pública, Marcelo Falo sostuvo que las salas no se vendieron porque no pertenecían a la Provincia, sino al Patio Olmos –que si pertenecía al Estado cordobés y lo vendió-.
Previo a la inauguración del museo, Pablo Canedo, Presidente de Agencia Córdoba Cultura, afirmó: "Las salas siguen estando en Cultura y van a seguir estando", sin precisar si en condición de propiedad o prestadas por el Shopping.
Minutos más tarde, en una comunicación con Radio Cadena 3, Falo no admitió la venta, pero dijo que “la duda es razonable” por lo que “el gobernador ha tomado la decisión de encarar la expropiación para que ese predio quede ya de propiedad del Teatro San Martín para siempre”.
Más allá de las contradicciones del discurso, quedó la sensación de un contrasentido en la política cultural de la actual gestión. La remodelación del Ferreyra –un ícono de la arquitectura y aristocracia cordobesa- representa la imagen de un gobierno que expone la cultura por medio de importantes obras públicas, cuyos antecedentes son la Ciudad de las Artes, el Teatro Real, y el Paseo del Buen Pastor.
Y considerando los beneficios que dichos emprendimientos produjeron (exposición del arte visual local, formación artística, recuperación cultural de un patrimonio cordobés, jerarquía y democratización del arte, respectivamente), es cierto también que las repercusiones de la venta de dos salas, que no se ven, pero que se utilizan para el ensayo del Ballet Oficial y la Orquesta, y Banda sinfónicas, hicieron dar marcha atrás al gobierno y no considerar a la cultura desde su publicidad solamente.
1 comentario:
Nuestros gobernantes parecen niños ingenuos, inocentes, a los cuales se les "escapan" ciertos detalles, y tienen que volver sobre sus pasos una y otra vez. Tomo lo que hoy dijo Gregorio Diaz Lucero, en Comunicación Institucional. ¿No hubiera sido más fácil y verosímil si se hubiera dicho la verdad desde el principio? Porque finalmente, con la acción para reparar el "descuido" que fue reconocido pero que previamente habia sido negado, en vez mejorar la posición del gobierno de De la Sota, la empeora. Y los cordobeses, ya no comemos vidrios... Saludos...
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